lunes, 27 de mayo de 2019

Materiales empleados en Patrimonio edificado: Piedra.





Foto: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Columnas de piedra con basa y capitel, en arcada / Iglesia de Mama, Yucatán.

Para poder entender los alcances precisos y la manera adecuada de proceder en cuanto a la intervención en edificios de valor histórico, es necesario conocer los materiales que están implicados en este tipo de edificaciones, haremos en esta y posteriores entregas, un breve recuento de los mismos y de sus principales características, a fin de que vayamos conociendo como se integran y qué papel juegan en el entramado de la preservación del patrimonio edificado:
1.- Piedra: La piedra es el material fundamental, alma, vida y corazón de las edificaciones contempladas en el ámbito del patrimonio edificado.
Es posible encontrarla en los mampuestos o paramentos, en el fuste de las columnas, en sus basas y capiteles, en los sillares de las esquinas, las jambas, los dinteles, las platabandas y molduras, las gárgolas, los contrafuertes, los antepechos, las enjutas, los arcos de piedra con sus dovelas y claves, las medias cañas, los arriates, las balaustradas y demás elementos ornamentales, surtidores y fuentes de piedra, baldosas, incluso ocultas entre el núcleo de losas dinámicas como el “bah-pec”, etc.; etc.
Simple y sencillamente no podemos hablar de patrimonio edificado sin la presencia de la piedra. , y de esta se tienen al menos siete tipos diferentes, a saber: La pizarra, la arenisca, el granito, el mármol, la cuarcita, la caliza y la filita.
Aquí debemos saber distinguir entre los términos  roca y  piedra.
Las rocas se clasifican según su origen en: Ígneas, volcánicas, plutónicas, metamórficas, sedimentarias y detríticas y entendemos que es un término mucho màs general y científico, además de que da la idea de grandiosidad y majestuosidad, así como de dureza o resistencia, para diferenciar entonces y no caer en lugares comunes y errores, podemos decir, que el termino piedra es màs empleado en las disciplinas de la arquitectura y la ingeniería para denominar así a los materiales utilizados en la edificación y que son de tamaño reducido y adecuado u propio para ser “mampuestos” (puestos con la mano), como se explica en el Vocabulario Arquitectónico Ilustrado que define: Mampostería: s.f. De mampuesto ‑piedra que se coloca con la mano", del lat. manus, ‑u, "mano". Obra cualquiera de piedras unidas entre sí por medio de argamasa, cal, yeso o cemento o simplemente, aparejadas las unas junto a las otras. 

Foto: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Moldura de piedra con friso dentado / Iglesia de Mama, Yucatán.
Hablemos un poco de la piedra predominante en la región de la Península de Yucatán, la cual es: La Piedra Caliza que es el nombre con el que se conoce al carbonato de calcio. Esta piedra tiene un alto porcentaje de calcita y cuarzo o arcilla, materiales que pueden hacer variar su coloración, dándole unas tonalidades tan bellas de las que surgen las variedades decorativas y ornamentales de piedra coquina o conchuela, Ticùl, Macedonia o Crema Maya y fósil, etc.
Posee además una resistencia a la flexibilidad, a los impactos y a los esfuerzos de compresión,  que va de media a alta, así como una abrasividad baja, por lo que fabricar piezas a la medida deseada cortándolas o tallándolas, no es gran problema.
Es altamente porosa y permeable por lo que recibe la denominación de piedra carsica. Por su durabilidad y características mencionadas, la empleamos aquí en labores de mampostería y otros usos, su blandura la hace ideal para fabricar elementos de decoración en fachadas e interiores de viviendas, haciendas o estancias.
Así lo entendió el gran pueblo Maya en sus monumentales edificaciones y posteriormente, el albañil de la Colonia. La piedra caliza es el material que conforma el corazón de nuestras edificaciones y es que en los dos perímetros que conforman el Centro histórico de la ciudad de Mérida, se tienen 3906 predios catalogados por el INAH y protegidos por una reglamentación puntual y especifica. Estos predios están sujetos a procesos de intervención que tienen que ver con los cuidados adecuados en cuanto al manejo de la piedra se refiere.
Las piedras que vemos entonces en las edificaciones tan bellas de las manzanas dentro de los perímetros mencionados, provinieron sin duda de las canteras y de las edificaciones prehispánicas, tomándolas el español de ellas e integrándolas a la traza urbana y a sus primeras edificaciones.
Hablamos aquí de una de las ciudades màs importantes de la Península de Yucatán y su Zona de Monumentos, pero independientemente del estado de la Republica Mexicana que se trate, en todos los Centros Históricos o áreas protegidas, es posible identificar debido a sus características y modo de empleo, cuatro tipos de piedras:
1.- Piedra de hilada, para muros y cimientos, (piedras de forma    irregular).
2.- En Yucatán les llamamos “Uoles”, a las piedras más pequeñas utilizadas para acuñar, rellenar o consolidar paramentos, en otras partes se le llaman cuñas, lasgas o “boles”.
3.- Aquí en la Península Yucateca tenemos a  los “Tzales”, que son piedras de forma plana utilizada para las dovelas y clave de los arcos, como baldosas en los embanquetados y para las techumbres como el “Bah-Pec” en nuestro caso. 
4.- Piedras careadas o trabajadas al canto y sillares utilizados como refuerzos en las esquinas de los muros y en los marcos de las puertas y ventanas.
5.- Piedras labradas o trabajadas para molduras y ornamentos.

Como quiera que fuese el origen de la piedra y su composición mineral, la fineza de su grano y su grado de dureza, debemos tener un profundo respeto por su funcionamiento interno, los espacios intersticiales que existen en ella, contienen aire o vacio y pueden ser saturadas por humedad.

Esa es precisamente la principal debilidad de la piedra y màs de la caliza, debido a que la mayoría de los edificios coloniales o históricos, están desplantados o cimentados sobre suelos y no sobre sustratos rocosos, como es el caso de la mayoría de los estados de la Republica, cuyos centros históricos y edificios más emblemáticos, descansan directamente sobre el suelo excavado y compactado, estando expuestos los cimientos y los paramentos a la acción de la humedad por capilaridad y a efectos indeseables que el vulgo llama “salitre” y los profesionales con conocimiento especializado “eflorescencia”.

Por esta circunstancia tan importante es que está contraindicado el uso y empleo de materiales contemporáneos como el cemento gris en cualquiera de sus cinco principales tipos y marcas comerciales y aditivos o materiales cementantes, en proporciones altas en las ligas o mezclas de morteros para revoco o repello y masilla o estuco, ya que al reaccionar químicamente con los componentes y aglomerantes, por las propiedades químicas que posee, forma un “tapón” u “obturador” que impide que la piedra pueda liberar esa humedad contenida en su interior, a través de la disipación de humedad y la transferencia de calor, en términos coloquiales se dice que la piedra necesita “sudar” o “transpirar”.

Es por ello que los morteros de la colonia como la argamasa, están hechos con materiales nobles y dinámicos que permiten esa importante función de la piedra y han durado en muchos casos cientos de años, sin la mínima presencia de material cementante alguno.

Así que no debemos menospreciar la sabiduría de los constructores antiguos y debemos sentir respeto por los procedimientos constructivos originales y reproducirlos lo mejor posible  hoy día, en las edificaciones típicas de las Zonas de Patrimonio y Centros Históricos de nuestras ciudades.








miércoles, 22 de mayo de 2019

Ingeniería Civil y Patrimonio.

La disciplina de la Ingeniería Civil tiene una preponderancia y reconocimiento tácito en la cotidianeidad de los pueblos y civilizaciones en general, los Ingenieros civiles son entes muy reconocidos y respetados, su participación en los distintos e importantes ámbitos como son la política, la economía, el desarrollo de infraestructura, etc.; etc. Ha sido siempre muy destacada. Si hablamos de la arquitectura veremos que está, además de ser una disciplina y una de las profesiones más respetadas como la Ingeniería, está considerada además como una de las bellas artes, ¿cuando se difuminó la relación tan intrínseca y estrecha que hay entre ambas? Ese sería un gran tema, aparte del que queremos tratar aquí el día de hoy, por lo que lo dejaremos pendiente.
El hecho es que esta separación o división, ha afectado de manera radical la concepción de las tareas que atañen a cada una de estas disciplinas, cuando debería ser al contrario, cuando deberíamos colaborar estrechamente entre ambas partes para el buen desarrollo de los proyectos y obras que se ejecutan en nuestro tiempo y como veremos aquí, mucho màs en un área tan valiosa y redituable en donde empatan perfectamente ambas y que es la intervención en cuestiones de patrimonio edificado.  
Tal vez esta división o separación se aprecia màs en la forma en que concebimos el cuidado y la preservación que se debe tener con el Patrimonio Edificado, el valor que tienen los edificios históricos, los centros históricos de las ciudades y poblados y sus monumentos de gran valor, ya no hablemos de las demás vertientes del mismo, como pueden ser: El patrimonio intangible, la música, las artes, las costumbres y tradiciones de los pueblos, el lenguaje, la comida, la botánica, etc.
Tal parece que a los ingenieros civiles no les interesará en lo màs mínimo estos asuntos tan delicados e importantes, por considerarlos superfluos o propios del quehacer de la arquitectura, y nos quedamos con la idea de que lo difícil, lo grande, lo macro pertenece al mundo de la ingeniería. Cuestiones màs de infraestructura, estructuras, edificaciones contemporáneas, vías de comunicación, puertos, helipuertos, terminales marítimas, etc.; etc.
A lo largo de màs de dos décadas de ejercer como profesional y de estar embebido en tareas de rescate, preservación y conservación del patrimonio edificado, tristemente esta premisa se ha cumplido a pie juntillas, colegas de distintos departamentos, profesionales de la disciplina, condiscípulos, compañeros y amigos, tienen una concepción muy pobre o nula de la importancia que reviste como ingenieros el empaparse de aspectos importantes en las tareas que atañen a bienes patrimoniales, edificios históricos, iglesias, elementos referentes de la cultura y desarrollo de los pueblos.
Literalmente he escuchado decir a algunos colegas respecto a edificaciones de gran valor y contenido histórico, pero en condiciones deplorables de mantenimiento o con problemas estructurales perfectamente atendibles y solucionables: “Es mejor botarlo todo y hacer algo nuevo”, “ese edificio no sirve, es un adefesio, conviene màs demolerlo”, y esto salido de la boca de profesionales de obras públicas que desempeñan tanto mandos de dirección y administración, como los que ejercen funciones màs técnicas y de campo u obra, todos ellos profesionales de la ingeniería, tal vez por ello los arquitectos nos critican de poco cultos o poco sensibles a las cuestiones que atañen a la preservación y conservación del patrimonio edificado.
Eso debe cambiar, debemos ir màs allá y trascender los límites que nuestra propia profesión nos marca, atrevernos a entrar en este mundo tan interesante y tan redituable también, aquellos que han encontrado la forma y los caminos correctos, pueden testificar que es un buen filón de oro en términos de intervención, cuando se sabe proceder en consecuencia.
Por lo tanto, en posteriores colaboraciones trabajaremos en pro de difundir la información pertinente, la terminología, los procesos de intervención, los métodos y ligas tradicionales, que deben emplearse, etc. Todo con el afán de difundir en el gremio estos asuntos y que cada día sean màs los profesionales del ramo que se interesen en esta temática que constituye hasta ahora, un apartado, pero que debiera ser parte inherente del quehacer ingenieril, que no es poco decir.



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