martes, 27 de agosto de 2019

Materiales empleados en Patrimonio edificado: Sascab( Polvo de piedra).

Foto: Sascabera maya.
Fuente: wikipedia
En las anteriores colaboraciones para el Blog Contrafuerte, hemos hablado de dos materiales fundamentales y sumamente importantes para el Patrimonio edificado, a saber: La piedra caliza y La madera. Toca el turno a un material no menos importante y único en su tipo, al menos para la Península de Yucatán, pudiendo encontrarse materiales con características similares a lo largo de todo el territorio nacional, de acuerdo a cada región y tipo de geología y suelos.
Hablamos del Sascab, también se acepta escribirlo como Saskab, y su origen viene de la palabra maya: Sahkab, que significa tierra blanca. Este es el material por excelencia empleado por los pueblos originarios de la península y màs allá de ella, en los dominios del gran pueblo maya que se extendió en un área aproximada de 350,000 km2, comprendiendo los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, y parte de Chiapas y Tabasco, el territorio de Belice y el centro y norte de Guatemala, así como la frontera noroccidental de Honduras. Bueno pues en toda esa amplia región, se empleaba el Sascab para preparar mezclas para la construcción de los edificios y caminos o calzadas llamados sacbé, que hoy admiramos.
Químicamente hablando, se trata de una roca calcárea deleznable, disgregable al tacto o compresión, por la que se le describe como una caliza descompuesta, brecha, o una mezcla de cal usada por los mayas. Los yacimientos abundantes de este material en Yucatán se llaman Saskaberas, verdaderos bancos muy apreciados hoy día, sobre todo por los ingenieros camineros, pues es excelente y superior para formar bases y subrasantes de carreteras.
En el pasado, en la época prehispánica y en la colonia, se utilizó como mortero en reemplazo de la cal viva o en colaboración con la misma, ya que podía emplearse en estado natural, sin necesidad de calcinarlo en hornos, su uso màs socorrido fue en la construcción de los caminos que unieron a las ciudades mayas como ya he mencionado, los sacbeob (plural de sacbé).
También se empleó mucho para fabricar cerámica pues es excelente para mezclar con arcilla (Cancáb o Kankab: tierra roja y agua) cuando el material está finamente triturado. En esta condición se empleaba para acabados más finos como los enlucidos, estucos o masillas que observamos en los sitios arqueológicos y los edificios coloniales.  
Estos materiales son de una durabilidad proverbial, tan solo en el Centro histórico de Mérida por ejemplo, se tienen edificios con màs de 479 años de antigüedad que aun conservan la argamasa que es el mortero original a base de sascab y cal viva (material del cual hablaremos en otra ocasión). Cabe mencionar que estos morteros no admiten el empleo de ningún cementante o material de origen cementoso, por los efectos indeseables que su empleo produce en los edificios patrimoniales.
La mezcla original o el mortero original se conoce como preparado “al tercio” y significa que por cada medida de cal viva se incorporaban tres medidas de sascab, en términos técnicos e ingenieriles tenemos entonces una liga al 6 por 1. Así “un terciado” consistía en preparar por ejemplo: dos latas de cal viva con seis latas de sascab, formando un mortero de excelente maniobrabilidad y trabajabilidad.
Al decir de los antiguos y habría que investigar al respecto, los mayas incorporaban además de estos materiales, claras de huevos y miel de abeja melipona o “jalea real”, formando una pasta cuyo manejo por parte del albañil maya resultaba excelente pues las claras y la miel servían como aglutinantes y cementantes naturales, benéficos para la legendaria durabilidad del mortero. Pero ese conocimiento desgraciadamente se ha perdido en la noche de los tiempos y en el devenir de las cosas. De tal manera que no hay registros de si el albañil de la colonia seguía a pie juntillas la proporción original maya, lo cierto es que tristemente hoy día, por desconocimiento muchos profesionales de la construcción usan inadecuadamente los morteros sustituyendo los de base cal por los de base cemento gris, dando al traste con las características y propiedades de la mampostería de piedra, pero ese será otro tema del que nos ocuparemos en otra ocasión, pues mucho hay que decir en términos de intervención patrimonial pero no se trata de hacer cansado el asunto. 
Foto: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Fracción de paramento con mortero de Sascab y cal viva, rajueleado de teja francesa, Época colonial. / Reserva Cuxtal, Ex Hacienda  Dzoyaxché, Mérida, Yucatán.

¿Y en donde empiezan a empatar unos con otros los materiales de los que hemos hablado?, bueno, poco a poco se van a ir enlazando, pues por ejemplo: el agua de mezcla de estos morteros provenían de los sancochos de las cortezas de arboles endémicos, como: El Chucúm (muy famoso hoy día entre los constructores actuales), el Pixoy, el Pepino Cat, etc.

Resulta que los sabios constructores mayas y sus herederos mestizos de la colonia, sabían que estos árboles soltaban con el sancocho, mucilagos que son unas especies de gomas benéficas para el funcionamiento, adherencia y durabilidad de los morteros, con lo cual, no es de extrañar que las mezclas duren siglos, contra lo “poco” que duran nuestros morteros contemporáneos con base cementosa.

Tal vez en otra ocasión abundemos un poco más sobre el asunto y las propiedades químicas y físicas del sascab, por ahora hemos sentado las bases del conocimiento de tan importante aglomerante o árido para uso de intervención patrimonial, y así iremos sumando y armando las piezas para entender como intervenir de manera adecuada, edificaciones donde el cuidado en el empleo de estos materiales es fundamental para un buen desempeño y resultado. 
Hasta una próxima ocasión.

viernes, 12 de julio de 2019

Materiales empleados en Patrimonio edificado: Madera.




Foto: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Techo de viguetillas sobre vigas de carga ornamentadas con canes de madera / Ex Aduana de Sisal, Yucatán.
La madera ha sido, es y será un material muy noble y elegante, es un material cálido y altamente resistente a esfuerzos de torsión, tensión, flexión y compresión, por ello fue muy empleado en la construcción tradicional o colonial. Hoy día, para aquellos que intervenimos predios históricos, coloniales o que tienen que ver con el ámbito patrimonial, sigue constituyendo un material clave pues Junto con la piedra, constituye uno de los materiales de mayor uso en las edificaciones históricas, no solo de nuestro país, sino en todo el mundo. Aunque claro, tiene mayor resistencia a la tensión o flexión que a la compresión, lo cual la hace un material muy eficaz para contener y absorber los momentos flexionantes a los que se ve sometida.
En la época prehispánica ya se empleaba la madera como material de construcción y como herramienta auxiliar en el transporte de grandes bloques labrados de piedra caliza, se empleaba también en funciones estructurales como  vigas y dinteles o jambas de los vanos de accesos, techumbres, etc. en edificios mayas tan importantes como la dos veces construida Ciudad de Uxmal o Chichen Itzá, etc. donde aun hoy es posible atestiguar su empleo y permanencia a pesar del paso de los siglos. Lo cual nos dice que además de versátil, es un material muy duradero.
Los antiguos constructores mayas y mestizos eran muy sabios y así conocían que el corte de la madera debería hacerse solo en determinadas y muy específicas épocas del año, para que la calidad de la madera fuese la adecuada al ser empleada en la construcción. No hay que olvidar que ellos se guiaban por las llamadas Cabañuelas y por las fases lunares, que aunque a muchos de los actuales constructores les parecen cosas frívolas y de poco sentido común, tienen un significado profundo y probado, pero ese no es el tema en esta ocasión.
Luego vino la Colonia y con ello las innovaciones tecnológicas y los cambios en los sistemas constructivos, de tal manera que es principalmente entre los siglos XVI y XIX, cuando el empleo de la madera se generaliza o sufre un boom, las especies más empleadas fueron el Cedro y el Puctè, para la fabricación de vigas madrinas o cargadoras, de secciones importantes tanto en ancho como en peralte, el Cedro también fue muy usado para la fabricación de puertas y ventanas, se empleaban asimismo el Chaktè, el Chucúm, el Bojòm y el  Cholúl para vigas secundarias, vigas de arrastre y para viguetillas, el Granadillo para rollizos, el Jabín para canes y otros ornamentos menores, para marcos, alfeizares y ventanas, así como Zapote o Chicozapote en general,  para vigas y rollizos. Cabe destacar que este último se “importaba” de las selvas campechanas, sobre todo en la zona chiclera y maderera de Los Chenes.
De hecho, para fines del siglo XIX, fue común la importación de madera de chicozapote, caoba y cedro campechanos, y el pino ya se traía desde los lejanos Estados Unidos de Norte América, vía marítima.

Foto: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Entrepiso de rollizos sosteniendo losa Bah-Pec / Casona particular del Centro Histórico de Mérida, Yucatán.
Lo cierto es que como quiera que fuese, en toda la Republica Mexicana, en sus centros históricos y predios más representativos, Iglesias, baluartes, portales, edificios de gobierno, torres de reloj, etc. la madera tiene una preponderancia innegable, en ese tipo de edificaciones, hoy por hoy, es necesario saber manejarla, preservarla, conservarla y protegerla. Al momento de intervenir un predio u espacio patrimonial, se deben tener cuidados extremos, ya que la humedad puede haber inducido daños a los elementos portantes como vigas cargadoras o de arrastre y a los ornamentales como canes, a los rollizos o viguetillas y en ocasiones es necesario reponer piezas de características y secciones similares. Es altamente recomendable tratar la madera actual o de reposición, con pentacloroferanol o algún otro material que combata a los xilófagos de la madera, vulgo: termitas o comején, así como aplicar capas de pintura de esmalte para recubrirlos y sobre todo en los extremos que normalmente van embebidos en el grueso o ancho de los muros de mampostería y por lo tanto, están expuestos a humedad y variación de temperatura y por ende, al ataque de los mencionados xilófagos.
No hay reglas escritas en cuanto a la manera de proceder en cada caso, la mejor maestra es la experiencia misma y la pericia se va adquiriendo en el quehacer cotidiano para todos aquellos que tienen que intervenir o interactuar con proyectos de restauración y o conservación de edificios históricos, pero hemos querido aquí sentar algunas bases y lineamientos que les permitan adentrarse en este interesante tema y ampliar su conocimiento y capacidad de acción.
Y es que no estamos tocando la parte que corresponde al trabajo fino en madera como pueden ser los retablos y las imágenes de santería que conforman un apartado fino del uso de la madera, así como la fabricación de muebles de época.
Mucho hay que decir sobre la madera, pero no he querido hacer cansado sino interesante este articulo, y despertar el interés en tan importante material, para todos aquellos que gustan del Patrimonio edificado y de las intervenciones al mismo.
Hasta próxima ocasión y tal vez abundemos sobre el tema màs adelante. .

sábado, 8 de junio de 2019

Patrimonio Cultural Subacuático.



Como lo menciona en su escrito Día Mundial de los océanos 2019 el Ing. Tito Fenech, desde el 08 de junio de 2009 se viene celebrando este día, y aprovechando esa circunstancia, he querido resaltar un hecho que viene muy de la mano con dicha efeméride, y es que al hablar de los océanos, no debemos olvidar mencionar que estos guardan en sus profundidades elementos que conocemos como Patrimonio cultural subacuático y que desde el año de 1996 se elaboró la Carta Internacional sobre la protección y la gestión del Patrimonio Cultural Subacuático, siendo ratificada por la  decimo primera Asamblea General del ICOMOS (Organismo de UNESCO) en la ciudad de Sofía, mes de Octubre del mismo año.

Al día de hoy, según la Convención de la UNESCO sobre Protección del Patrimonio Cultural Subacuático del 2001 se entiende por este patrimonio “todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma periódica o continua, por lo menos durante 100 años y que tengan un carácter cultural o histórico”.

 Y es que la importancia que tiene esta variante del Patrimonio, debe ser adecuadamente protegido y gestionado, tanto en las aguas interiores como las cercanas a las costas de todo el mundo, en los mares poco profundos y en los océanos de gran profundidad. En ellos es posible encontrar, restos de pueblos sumergidos, ofrendas de todo tipo, embarcaciones también de todo tipo, objetos de diversa índole, que permiten comprender el desarrollo de una civilización y en general de la humanidad entera.

En la Carta de Restauro mencionada, se define entonces al “patrimonio cultural subacuático, como el patrimonio arqueológico que se encuentra en un medio subacuático o que ha sido removido de él. Incluye sitios y estructuras sumergidas, zonas de naufragios, restos de naufragios y su contexto arqueológico y natural”.

¿A quien pertenece toda esa riqueza?, desde luego, a la raza humana, por lo que se trata de un recurso internacional. Pero se da la circunstancia de que la mayor parte del patrimonio cultural subacuático se encuentra en aguas internacionales dada la necesidad que tuvieron las civilizaciones y pueblos antiguos de intercambiar bienes y mercancías, e incluso personas, como en el caso triste del comercio de esclavos, así como de comunicarse de manera internacional, usando como es sabido, los barcos como medio de transporte y gestores de dichos intercambios y comunicaciones, no siendo pocos los que se perdieron con su contenido y tripulantes, muy lejos de sus lugares de origen o destino.

Es cierto, debemos proteger los océanos y no descuidar su aprovechamiento y desarrollo, tampoco se nos debe olvidar que al hacerlo siempre hay tener presente que el patrimonio cultural subacuático no es eterno ni es renovable. Es responsabilidad de todos asegurar su cuidado y permanencia.

“El patrimonio cultural subacuático contribuye a la formación de la identidad y puede servir para afirmar el sentido de pertenencia de los miembros de una sociedad. Si se administra con sensibilidad, el patrimonio cultural subacuático puede jugar un papel positivo en la promoción de la recreación y el turismo”. Palabras acertadas en el cuerpo de la carta de Restauro y que tienen vigencia para nuestros día, no ha cambiado ni un ápice de esta premisa.  

Y es que muchas de las actividades que se desarrollan en el mar y costa, que son en sí mismas beneficiosas y deseables, pueden tener consecuencias desafortunadas para el patrimonio cultural subacuático si no se prevén sus efectos y si no son debidamente supervisadas y gestionadas. 

Así podemos ver desde la perspectiva de nuestra disciplina, la cual va muy íntimamente ligada al desarrollo de la infraestructura y servicios, que no es mala idea llevar a cabo nuevos desarrollos y proyectos de gran envergadura como zonas hoteleras, marinas mercantes o recreativas, bodegas de desembarco y guarda de mercancías, etc. Pero el patrimonio cultural subacuático puede estar siendo amenazado por esas construcciones que alteran las costas y los lechos marítimos, el flujo de las corrientes, amenazada por los sedimentos productos de procesos industriales y demás  agentes contaminadores, o por la sobrexplotación de los recursos naturales como los manglares, bosques petrificados o rías, con el pretexto de fines turísticos.

Ojalá que en estas fechas en las que celebramos a los vastos y ricos océanos, recordemos lo que guardan en su interior y seamos agentes de cambio y guardas de su preservación y cuidado, empezando tal vez, con pequeñas pero firmes acciones y difundiendo el conocimiento, combatiendo  la ambición desmedida de unos cuantos que pretenden lucrar con ello y beneficiarse a expensas de muchos.

Para ello contamos con la Carta de Restauro del Patrimonio Cultural Subacuático, para conocer la metodología a seguir en la gestión especifica de este tipo de patrimonio.

Como profesionales de la ingeniería civil y ciencias afines y complementarias, debemos cuidar las formas y promover y preservar todo lo referente a este bien que nos pertenece a todos, al igual que los Océanos que lo resguardan.   

lunes, 27 de mayo de 2019

Materiales empleados en Patrimonio edificado: Piedra.





Foto: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Columnas de piedra con basa y capitel, en arcada / Iglesia de Mama, Yucatán.

Para poder entender los alcances precisos y la manera adecuada de proceder en cuanto a la intervención en edificios de valor histórico, es necesario conocer los materiales que están implicados en este tipo de edificaciones, haremos en esta y posteriores entregas, un breve recuento de los mismos y de sus principales características, a fin de que vayamos conociendo como se integran y qué papel juegan en el entramado de la preservación del patrimonio edificado:
1.- Piedra: La piedra es el material fundamental, alma, vida y corazón de las edificaciones contempladas en el ámbito del patrimonio edificado.
Es posible encontrarla en los mampuestos o paramentos, en el fuste de las columnas, en sus basas y capiteles, en los sillares de las esquinas, las jambas, los dinteles, las platabandas y molduras, las gárgolas, los contrafuertes, los antepechos, las enjutas, los arcos de piedra con sus dovelas y claves, las medias cañas, los arriates, las balaustradas y demás elementos ornamentales, surtidores y fuentes de piedra, baldosas, incluso ocultas entre el núcleo de losas dinámicas como el “bah-pec”, etc.; etc.
Simple y sencillamente no podemos hablar de patrimonio edificado sin la presencia de la piedra. , y de esta se tienen al menos siete tipos diferentes, a saber: La pizarra, la arenisca, el granito, el mármol, la cuarcita, la caliza y la filita.
Aquí debemos saber distinguir entre los términos  roca y  piedra.
Las rocas se clasifican según su origen en: Ígneas, volcánicas, plutónicas, metamórficas, sedimentarias y detríticas y entendemos que es un término mucho màs general y científico, además de que da la idea de grandiosidad y majestuosidad, así como de dureza o resistencia, para diferenciar entonces y no caer en lugares comunes y errores, podemos decir, que el termino piedra es màs empleado en las disciplinas de la arquitectura y la ingeniería para denominar así a los materiales utilizados en la edificación y que son de tamaño reducido y adecuado u propio para ser “mampuestos” (puestos con la mano), como se explica en el Vocabulario Arquitectónico Ilustrado que define: Mampostería: s.f. De mampuesto ‑piedra que se coloca con la mano", del lat. manus, ‑u, "mano". Obra cualquiera de piedras unidas entre sí por medio de argamasa, cal, yeso o cemento o simplemente, aparejadas las unas junto a las otras. 

Foto: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Moldura de piedra con friso dentado / Iglesia de Mama, Yucatán.
Hablemos un poco de la piedra predominante en la región de la Península de Yucatán, la cual es: La Piedra Caliza que es el nombre con el que se conoce al carbonato de calcio. Esta piedra tiene un alto porcentaje de calcita y cuarzo o arcilla, materiales que pueden hacer variar su coloración, dándole unas tonalidades tan bellas de las que surgen las variedades decorativas y ornamentales de piedra coquina o conchuela, Ticùl, Macedonia o Crema Maya y fósil, etc.
Posee además una resistencia a la flexibilidad, a los impactos y a los esfuerzos de compresión,  que va de media a alta, así como una abrasividad baja, por lo que fabricar piezas a la medida deseada cortándolas o tallándolas, no es gran problema.
Es altamente porosa y permeable por lo que recibe la denominación de piedra carsica. Por su durabilidad y características mencionadas, la empleamos aquí en labores de mampostería y otros usos, su blandura la hace ideal para fabricar elementos de decoración en fachadas e interiores de viviendas, haciendas o estancias.
Así lo entendió el gran pueblo Maya en sus monumentales edificaciones y posteriormente, el albañil de la Colonia. La piedra caliza es el material que conforma el corazón de nuestras edificaciones y es que en los dos perímetros que conforman el Centro histórico de la ciudad de Mérida, se tienen 3906 predios catalogados por el INAH y protegidos por una reglamentación puntual y especifica. Estos predios están sujetos a procesos de intervención que tienen que ver con los cuidados adecuados en cuanto al manejo de la piedra se refiere.
Las piedras que vemos entonces en las edificaciones tan bellas de las manzanas dentro de los perímetros mencionados, provinieron sin duda de las canteras y de las edificaciones prehispánicas, tomándolas el español de ellas e integrándolas a la traza urbana y a sus primeras edificaciones.
Hablamos aquí de una de las ciudades màs importantes de la Península de Yucatán y su Zona de Monumentos, pero independientemente del estado de la Republica Mexicana que se trate, en todos los Centros Históricos o áreas protegidas, es posible identificar debido a sus características y modo de empleo, cuatro tipos de piedras:
1.- Piedra de hilada, para muros y cimientos, (piedras de forma    irregular).
2.- En Yucatán les llamamos “Uoles”, a las piedras más pequeñas utilizadas para acuñar, rellenar o consolidar paramentos, en otras partes se le llaman cuñas, lasgas o “boles”.
3.- Aquí en la Península Yucateca tenemos a  los “Tzales”, que son piedras de forma plana utilizada para las dovelas y clave de los arcos, como baldosas en los embanquetados y para las techumbres como el “Bah-Pec” en nuestro caso. 
4.- Piedras careadas o trabajadas al canto y sillares utilizados como refuerzos en las esquinas de los muros y en los marcos de las puertas y ventanas.
5.- Piedras labradas o trabajadas para molduras y ornamentos.

Como quiera que fuese el origen de la piedra y su composición mineral, la fineza de su grano y su grado de dureza, debemos tener un profundo respeto por su funcionamiento interno, los espacios intersticiales que existen en ella, contienen aire o vacio y pueden ser saturadas por humedad.

Esa es precisamente la principal debilidad de la piedra y màs de la caliza, debido a que la mayoría de los edificios coloniales o históricos, están desplantados o cimentados sobre suelos y no sobre sustratos rocosos, como es el caso de la mayoría de los estados de la Republica, cuyos centros históricos y edificios más emblemáticos, descansan directamente sobre el suelo excavado y compactado, estando expuestos los cimientos y los paramentos a la acción de la humedad por capilaridad y a efectos indeseables que el vulgo llama “salitre” y los profesionales con conocimiento especializado “eflorescencia”.

Por esta circunstancia tan importante es que está contraindicado el uso y empleo de materiales contemporáneos como el cemento gris en cualquiera de sus cinco principales tipos y marcas comerciales y aditivos o materiales cementantes, en proporciones altas en las ligas o mezclas de morteros para revoco o repello y masilla o estuco, ya que al reaccionar químicamente con los componentes y aglomerantes, por las propiedades químicas que posee, forma un “tapón” u “obturador” que impide que la piedra pueda liberar esa humedad contenida en su interior, a través de la disipación de humedad y la transferencia de calor, en términos coloquiales se dice que la piedra necesita “sudar” o “transpirar”.

Es por ello que los morteros de la colonia como la argamasa, están hechos con materiales nobles y dinámicos que permiten esa importante función de la piedra y han durado en muchos casos cientos de años, sin la mínima presencia de material cementante alguno.

Así que no debemos menospreciar la sabiduría de los constructores antiguos y debemos sentir respeto por los procedimientos constructivos originales y reproducirlos lo mejor posible  hoy día, en las edificaciones típicas de las Zonas de Patrimonio y Centros Históricos de nuestras ciudades.








miércoles, 22 de mayo de 2019

Ingeniería Civil y Patrimonio.

La disciplina de la Ingeniería Civil tiene una preponderancia y reconocimiento tácito en la cotidianeidad de los pueblos y civilizaciones en general, los Ingenieros civiles son entes muy reconocidos y respetados, su participación en los distintos e importantes ámbitos como son la política, la economía, el desarrollo de infraestructura, etc.; etc. Ha sido siempre muy destacada. Si hablamos de la arquitectura veremos que está, además de ser una disciplina y una de las profesiones más respetadas como la Ingeniería, está considerada además como una de las bellas artes, ¿cuando se difuminó la relación tan intrínseca y estrecha que hay entre ambas? Ese sería un gran tema, aparte del que queremos tratar aquí el día de hoy, por lo que lo dejaremos pendiente.
El hecho es que esta separación o división, ha afectado de manera radical la concepción de las tareas que atañen a cada una de estas disciplinas, cuando debería ser al contrario, cuando deberíamos colaborar estrechamente entre ambas partes para el buen desarrollo de los proyectos y obras que se ejecutan en nuestro tiempo y como veremos aquí, mucho màs en un área tan valiosa y redituable en donde empatan perfectamente ambas y que es la intervención en cuestiones de patrimonio edificado.  
Tal vez esta división o separación se aprecia màs en la forma en que concebimos el cuidado y la preservación que se debe tener con el Patrimonio Edificado, el valor que tienen los edificios históricos, los centros históricos de las ciudades y poblados y sus monumentos de gran valor, ya no hablemos de las demás vertientes del mismo, como pueden ser: El patrimonio intangible, la música, las artes, las costumbres y tradiciones de los pueblos, el lenguaje, la comida, la botánica, etc.
Tal parece que a los ingenieros civiles no les interesará en lo màs mínimo estos asuntos tan delicados e importantes, por considerarlos superfluos o propios del quehacer de la arquitectura, y nos quedamos con la idea de que lo difícil, lo grande, lo macro pertenece al mundo de la ingeniería. Cuestiones màs de infraestructura, estructuras, edificaciones contemporáneas, vías de comunicación, puertos, helipuertos, terminales marítimas, etc.; etc.
A lo largo de màs de dos décadas de ejercer como profesional y de estar embebido en tareas de rescate, preservación y conservación del patrimonio edificado, tristemente esta premisa se ha cumplido a pie juntillas, colegas de distintos departamentos, profesionales de la disciplina, condiscípulos, compañeros y amigos, tienen una concepción muy pobre o nula de la importancia que reviste como ingenieros el empaparse de aspectos importantes en las tareas que atañen a bienes patrimoniales, edificios históricos, iglesias, elementos referentes de la cultura y desarrollo de los pueblos.
Literalmente he escuchado decir a algunos colegas respecto a edificaciones de gran valor y contenido histórico, pero en condiciones deplorables de mantenimiento o con problemas estructurales perfectamente atendibles y solucionables: “Es mejor botarlo todo y hacer algo nuevo”, “ese edificio no sirve, es un adefesio, conviene màs demolerlo”, y esto salido de la boca de profesionales de obras públicas que desempeñan tanto mandos de dirección y administración, como los que ejercen funciones màs técnicas y de campo u obra, todos ellos profesionales de la ingeniería, tal vez por ello los arquitectos nos critican de poco cultos o poco sensibles a las cuestiones que atañen a la preservación y conservación del patrimonio edificado.
Eso debe cambiar, debemos ir màs allá y trascender los límites que nuestra propia profesión nos marca, atrevernos a entrar en este mundo tan interesante y tan redituable también, aquellos que han encontrado la forma y los caminos correctos, pueden testificar que es un buen filón de oro en términos de intervención, cuando se sabe proceder en consecuencia.
Por lo tanto, en posteriores colaboraciones trabajaremos en pro de difundir la información pertinente, la terminología, los procesos de intervención, los métodos y ligas tradicionales, que deben emplearse, etc. Todo con el afán de difundir en el gremio estos asuntos y que cada día sean màs los profesionales del ramo que se interesen en esta temática que constituye hasta ahora, un apartado, pero que debiera ser parte inherente del quehacer ingenieril, que no es poco decir.



Entrada destacada

Vigueta y Bovedilla: Guía Actualizada para su Cálculo y Aplicación Introducción: El sistema de vigueta y bovedilla es ampliamente utili...